Ser un veterinario es más que sanar a los animales, es quererlos y sentir completa empatía por ellos.
Ser un veterinario es respetar por completo a la naturaleza y sus leyes, ser parte de ella como un miembro, no como un ser modificador.
Ser un veterinario es oír ladridos, maullidos, mugidos, cacareos, etc., y poder interpretarlos y entenderlos. Es dejarte llevar por los instintos, tener coraje y fuerza para enfrentarse a las distintas especies animales que existen en el planeta y querer, sobre todo, su bienestar.
"Ser veterinario es participar diariamente en el milagro de la vida. Es convivir con la muerte, saber que es definitiva, pero no siempre desagradable. Todos nosotros podremos estudiar veterinaria, pero no todos seremos veterinarios" (Manuel Godoy, 1996).
Imagen por TheGildedBar
Un médico veterinario no es solamente el doctor de las mascotas de las familias; tiene un rol bastante amplio en la vida de las personas, el cual es muy poco valorado la mayoría de las veces.
Según un artículo publicado por Radio Cooperativa, el trabajo profesional de un veterinario está directamente relacionado con el bienestar humano en casi todas sus facetas, desde la salud animal hasta la salud pública; desde el control de alimentos para el consumo humano hasta la protección del medio ambiente.
Podemos ejemplificar con los veterinarios que están supervisando a los animales de granja, que controlan que estén viviendo en condiciones adecuadas, desde su crecimiento, alimentación, hasta el momento en que serán sacrificados para que sean procesados y dirigidos hacia el consumo del humano. Sin ellos, ¿qué clase de carne estaríamos recibiendo en nuestras mesas?
Imagen por Bachilleres Transformadores
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